miércoles, 27 de octubre de 2010

entre moteles, garitos y altares

cómputos digitales,
cajas de papel vacías,
mucha burocracia que rellenar.
Puertas sin abrir,
cinturón sin abrochar.

Cada vez tengo más miedo a callar.
Un miedo aterrador,
un miedo de entreguerras.
Para muestra un botón,
¡qué digo un botón!
una caja llena de botones.

Me duele la mano de escribir la palabra amor,
me duele el alma de que me arañes el corazón.

Ha llegado el otoño,
volveré, y lo sabes.
Volveré a aquella esquina
como vuelven a anidar en tí las oscuras golondrinas.

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