viernes, 3 de julio de 2009

el beso

Te recuerdo con la cabeza ladeada
ya no eras la fiera que habías sido.
Me ofrendabas el cuello que lamía de vagar
mientras cerrabas los ojos con arrobo.
Gruñías...
Era el más elevado acto del reino animal.
Ya no tiene sentido hablar de los tristes tigres:
fuímos luz,
belleza,
precipicio de amor...

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